Ya llevaba varios días allí. Ichiya le había hecho un hueco ayudándole en el taller, ya que hasta ahora había sido Fernando su compañero y, a pesar de la insomne vida que dedicaba a los coches, comenzaba a amontonársele el trabajo. Él quedo sorprendido de que supiera lo que era una llave inglesa, pero, a pesar de cualquier posible prejuicio, su padre y su hermano habían sido mecánicos y pudo arreglárselas bien con lo poco que sabia aunque solo fuera buscando herramientas. A fin de cuentas lo único que de verdad quería era distraerse y no pensar, agotar su mente y su cuerpo para llegar rendida a la oscura habitación y apenas encontrar a tientas la cama y no tener tiempo siquiera de plantearse su existencia antes de dormirse. Era lunes esa mañana, Ichiya estaba instalándole una nueva caja de transmisión a un Corvette Stingray del 67, y el cliente estaba hablando con él. Por lo visto un corredor callejero famoso había desaparecido y habían visto al que parecía ser su coche, pero él no daba señales de vida. Debía ser muy bueno, era extraño que se armara bastante semejante revuelo, aunque ella empezaba a sospechar acerca de por qué Ichiya había querido cubrir el Skyline con una lona dentro del taller.
¿Y eso Ichiya?¿Qué tienes bajo esa lona? Es el coche de un amigo, me ha pedido que se lo guarde, es para un cliente especial, por decirlo de alguna forma, y no, ya puedes ir alejándote, no puedes verlo. Siempre has sido muy puntilloso con esas cosas, los detalles, raro viniendo de un tío tan...sucio jajaja. No soy sucio, me gusta lo que hago y uno tiene que hacer lo que tiene que hacer; lo cirujanos también se pringarán de sangre hasta las orejas, pues yo igual, si tengo que salvar a un coche de un dueño tan inepto con el embrague como tú, no tengo miedo de meter la mano hasta el codo.
Y siguieron discutiendo un buen rato, mientras ella se paseaba por el taller. Le gustaba trastear como una niña pequeña e ir abriendo cajones para ver qué se encontraba, el taller era enorme, sobre todo para dos personas nada más, así que había muchos rincones sin usar y se habían ido amontonando viejos cachivaches olvidados y polvorientos, piezas de motores e incluso llegó a encontrar una turbina de un avión a reacción. Ichiya le contó que con unos amigos había querido adaptarle la turbina a un camión de carreras, pero el post-quemador no funcionaba bien y les costaba conseguir las piezas, era un motor de un Mig-29 soviético.
Esa noche hizo la cena. Ichiya había conseguido buena carne de ternera y le había preguntado que si sabía hacer algo que no fuera asarla y si le apetecía cocinarla, así de paso podrían hablar. Le había parecido una petición un tanto extraña y tampoco es que tuviera grandes dotes culinarias, pero pudo apañar una salsa que le había enseñado su abuela e Ichiya se presento con una botella de vino tinto, otra de blanco, otra de rosado y una de refresco, por si acaso, que personaje más gracioso. Cenaron sin grandes incidentes, nada más allá de algunos silencios incómodos. Ella estaba sorprendida de que, a pesar de ser un tío tan bruto y simple, tenia unos excelentes modales en la mesa; habría esperado que se pusiera a salpicar y a roncar como un marrano mientras comía, teniendo en cuenta su higiene mientras estaba en el taller.
Bueno, supongo que puedo seguir con la lección de historia, y me apetecía hacerlo después de cenar y poder hacerlo de forma distendida, que el otro día parecía que habláramos de El Chacal; supongo que piensas quedarte por aquí un tiempo, al menos hasta saber qué ha sido de nuestro "Houdini", digo yo que querrás saber alguna cosa más acerca de él y de mi. Bueno, sería un detalle, pero a veces no estoy muy segura de tener una mente capaz de soportar lo que tenga que oír, puede que pote... Muy graciosa, ja, ja, ja, no me hagas reír que me atraganto; pues si no quieres no te cuento nada. Jajaja anda, no te pongas remolona, guapa, si tú sabes que solo estoy bromeando. Eso, tu sigue. Venga, ya en serio, cuenta, cuenta. Bueno, pues básicamente, el piloto ese por el que se ha estado preguntando últimamente era Fernando, y el coche que se dice que es suyo que se ha visto por los alrededores es su Skyline, solo que antes tenia un Dragón rojo pintando en cada lateral; cuando te encontró dijo que quería cambiar de vida y que ya no le hacia falta el dinero proveniente de las apuestas, así que quitó el vinilo y puso el coche a tu nombre, lo puedes mirar en los papeles; no me preguntes exactamente por qué, no tengo ni idea de qué se le pasa a ese hombre por la cabeza. Muy gracioso, Fernando siempre ha sido algo inepto y nunca le han gustado los coches, no veo como iba a estar ganando carreras... bastante raro me parecía ya que tuviera un Skyline, no tiene cara de saber lidiar con los más de seiscientos caballos que debe tener ese cacharro. Seguro que tú lo haces mejor jajaja.
Ahora sí que era verdad que no le conocía. Ella también había cambiado en esos cinco años, pero no era nada tan drástico como pasar de ser un chico mediocre y pardillo a una especie de genio contrabandista en una suerte de experimento de primero de química y encima un piloto de carreras callejeras. Muchas cosas que asimilar en tan solo un par de días. Cogió de nuevo el Skyline y se fue a probarlo a las montañas. No había carreras hoy, así que podía ir tranquila. El tramo consistía en una subida de rectas cortas, curvas cerradas y horquillas entrelazadas, en lo alto un descampado. Aquello parecía casi pensado para reuniones clandestinas. Intentó hacerlas lo más rápido que pudo, pero las primeras veces no pudo más que ir reconociendo los sinuosos virajes de la carretera. En más de una curva se atisbaba la penumbra tras el quita-miedos, bien sabido que, detrás, el abismo esperaba con las fauces abiertas a los incautos de la velocidad. A pesar de que sentía miedo de la potencia que no controlaba del coche, se sentía bien empujando el acelerador hasta tocar la alfombrilla, aunque solo fuera por un segundo. Recordó los tiempos en los que su padre y su hermano preparaban coches de carreras y los probaban en el circuido de carreras. Apenas supo cómo pasó, pero al salir de una curva el coche perdió adherencia en la parte trasera, pronto empezó a ver el muro, luego el humo de los neumáticos, luego el quita-miedos tras el cual estaba el precipicio, la siguiente curva, el muro otra vez... la siguiente curva, cada vez más cerca, daba al vacío. Recordó el coche de su hermano y su padre dando vueltas y ardiendo, los trozos de carrocería, los cristales rotos, los gritos de agonía y los de horror de su madre, las lágrimas y el terror, la impotencia. El coche se detuvo a varios metros del borde de la carretera. Empezó a llorar como cuando era una niña, no sabía por que lloraba, tal vez porque había pasado miedo, por los nervios, por los recuerdos tan dolorosos, por todo, por nada.
¿Qué piensas hacer con él? ¿Con qué? Pues con el Gtr. No sé por que debería hacer algo en concreto, y vaya conversación, que acabo de llegar. Pues no sé por qué no haces nada. Bueno, otro con enigmas de mierda, dime de una vez lo que quieras decirme. Desde luego, un día van a venir los de la perrera, dirán que te tengo sin bozal y sin vacunar y que eres un peligro público. Que te den por culo, ¿ves el dedito? con éste te van a dar. Por favor, que chica más mal hablada, guarda ese dedo, que igual lo pierdes; como te estaba diciendo, salvaje, no veo que tengas obligaciones, o al menos ganas de volver a tu pueblucho a hacer lo que quiera que hicieras allí, y aquí básicamente te tengo de "pasameesallavedeahi"; así que deberías pensar en si quieres irte -cosa que no me agradaría, a pesar de tu evidente falta de finura-, empezar a meter las manos en los motores, conducir ese maravilloso monumento negro que tienes detrás o, yo qué sé, irte a salvar ballenas y perros cojos; porque estar por aquí como un alma en pena como si fueras un perro abandonado esperando a que aparezca tu novio no es lo mejor que puedes hacer, por mucho que le esperes no va a venir antes, así que entretén tu hermoso culito en algo y que la inspiración te pille trabajando. No es mi novio y deja de mirarme el culo, gilipollas. Desde luego, a las mujeres no hay quien las entienda, acabo de intentar hacerte pensar un poco para darte ánimos, o lo que sea, y tú solo te quedas con que te miro el culo y con que Fernando no es tu novio; lo siento, pero en ti solo hay dos cosas seguras: ese culazo, que es mejor que las curvas de Laguna Seca, y que estás más perdida que un pulpo en un garaje, así que despabila y haz algo con tu vida, antes de que solo estés perdida y no buena.
No sabía por qué, pero Ichiya tenía un don para hacerte cabrear y también el don de hacerte pensar en lo que te estaba diciendo, así que no supo si mandarlo a la mierda o darle la razón, por lo que soltó un bufido y fue a fumarse un cigarro a la arena de la playa. No había luna, pero el cielo estaba despejado y corría una leve brisa, por lo que las olas perlaban sus puntas con plata antes de perderse en la oscuridad de la lejanía. Dio varias caladas, pero dejó el cigarro a la mitad en terrado en la arena y se tumbó boca arriba. No tenía a donde ir, ni tenía a nadie importante en su vida, todo había sido una mierda desde hacía varios años, sobre todo desde que Fernando se fue, así que si quería tener alguna oportunidad de volver a verle, quedarse allí con Ichiya era lo mejor, y tampoco tenia nada mejor que hacer en otra parte. Aunque no sabía que iba a hacer en ese lugar hasta entonces.
Llevaba ya bastante rato en la arena, empezaba a entrarle frío así que decidió irse ya a la cama. Entonces escuchó el rugido de un motor. Venía del taller de Ichiya. Salió del garaje como una bestia hambrienta un Lexus IS300, blanco y con un tigre como el que tenia Ichiya tatuado en el pecho dando un zarpazo en la puerta. El animal parecía estar vivo cuando el coche se detuvo bajo la farola. Ichiya se bajó y cerró la puerta del taller. Mientras subía al coche y éste rugía como un tigre amaestrado ronroneando, dijo: "¿Es que no vas a venir a dar una vuelta?"
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