Salió Ichiya de la ducha. Seguramente había preferido quedarse sin secar el agua de su piel, maltratada por la grasa y el sol de la playa, debido a que hacía calor. Entonces pudo verlo. un tatuaje que asemejaba a un tigre rasgando su tórax. Las heridas que promulgaba ese "tintesco" y fiero tigre, se fundían escalofriantemente con tres cicatrices profundas y dolorosas en el pecho de Ichiya, que salía con una sonrisa y cara de alivio del cuarto de baño.
Ya podrías cubrirte con algo más que una toalla. Ni que te pusiera nerviosa, tú sabrás si andas mirando las cosas de los desconocidos. A mi no me vengas con sarcasmos y "tonitos" guarros, no vas a saber lo que es una mujer tocándome a mí, así que ya puedes ir contándome por qué Fernando ha sido tan gilipollas como para confiar en ti. Vaya, que mala leche, ya sé por qué le gustas tanto.
El motor rugía. Seguía sintiendo una descarga de adrenalina cada vez que aceleraba y las ruedas lanzaban un quejido catapultando el coche a una velocidad de vértigo. Pero quería que el chute la hiciera olvidarse de lo que acababa de oír, quería desconectar y no estar metida en su piel por un momento. Se sentía imbécil. Pero era su culpa, por querer hacerse el héroe, el chico guay y el caballero que no le cuenta nada a nadie, porque no quiere ayuda. Podría tener un coche con los últimos avances en mecánica, pero tenia una mentalidad de un imbécil medieval, no le sorprendería que ese imbécil se hubiera ido a buscar dragones.
Paró en una cafetería de aquel pueblucho costero. Apenas había una camioneta y un mono-volumen estacionados al final del aparcamiento del local, así que dejó el coche justo en frente de la entrada. Pidió un café fuerte y una cerveza. se bebió el café tan rápido como pudo y luego pidió otra cerveza, ya que aquella estaba por extinguirse en unos pocos segundos. Pegó la frente a la barra sujetando con ambas manos la cerveza, derrotada. En ese momento entraron unos jóvenes en el establecimiento. Muy joviales comentaban algo acerca de un coche.
¿Por qué le habrá quitado el vinilo del Dragon? No lo sé, se habrá vuelto loco, o estará cambiando el estilo. Me han contado que el dibujo tenia algo que ver con una promesa. Ya debe de haberla cumplido. Quién sabe. Espero que no deje de correr, en la carrera del fin de semana tenía planeado ganar dinero en una apuesta. Bah, ni que alguien apostara en su contra alguna vez. Sí, jaja, solo los idiotas lo hacen, pero es que he conseguido a unos capullos de la ciudad con mas pelas que cerebro que se creen que pueden ganarle, chollo asegurado. Oye, méteme en eso. Está hecho. Es que ese R34 es la leche. Ya te digo, tío.
¿R34? ¿Hablaban de su Skyline? No sonaba a Fernando, la verdad es que el siempre había sido más un pringado, a pesar de que empezó a meterse en negocios turbios cuando empezó a hacerle falta dinero, y desde el primer momento que le había visto no le creía capaz siquiera de pasar de 120; pero quién sabe, estaba bastante cambiado, a pesar de que esa sonrisa petulante nunca desaparecía. No podía siquiera creerse que hubiera estado trabajando con un cártel de la droga, ni siquiera se lo imaginaba a menos de un kilómetro de cualquier tipo de sustancia estupefaciente, ni siquiera le había visto beber nunca. Joder, que mierda es todo esto.
"Pues sí, por lo visto ese tío es algo así como un genio, por muy poco que lo demuestre, debe ser que estaba trabajando en alguna especie de aislante térmico hermético que podría servir bien hasta para las ruedas de los coches, que es de lo que yo entiendo; pero a algún chicano de esos que ven negocio en todas partes se le ocurrió envolver la coca con él un día, y resulta que si lavas bien el exterior del paquete, los perros no pueden detectarla y puedes meterla en casi cualquier sitio y hasta hacerlo con forma de tubo para esconderlo en el chasis; bah, le dejo la tarea de dónde coño esconderla a esos capullos. Total, que le amenazaron con algo peor que mataros a su hermana y a ti, si no les ayudaba con su trabajo", eso es más o menos lo que le dijo Ichiya. Seguía pensando que era un nombre estúpido.
Era jueves, así que aquel pueblo estaba bastante muerto por la noche y el sueño empezaba a apoderarse de ella. Volvió al taller y encontró a Ichiya otra vez trabajando en un coche. Un Camaro SS del 65, con embellecedores plateados de esos que tanto les gustan a los americanos, era naranja con dos rayas negras de carreras y llantas cromadas de radios. Acababa de bañarse y trasteando en aquel motor ya estaba empezando a llegarle la grasa hasta los codos, menudo arte para ensuciarse.
¿Nunca duermes o qué? y menos mal que acabas de darte una ducha, en media hora estarás pringado hasta las orejas. Es que no puedo dormir sabiendo que en mi taller hay un supercargador sucio y unos pistones desgastados, encontraré el sueño cuando haya vuelvo a montar el bloque del motor. Que rarito que eres...mira, necesito un sitio donde dormir, ¿podrías decirme dónde hay un motel o algo? Jajajaja, ¿motel? Cariño, estás en casa de Ichiya, ninguna mujer va a irse a un motel cuando estoy yo cerca; de hecho, todas las casas de ésta manzana son mías, las compré todas juntas con el solar del taller, estaban tiradas de precio, así que elige una y soba cuanto quieras, las llaves están por allí en un cajón, y buenas noches.
Era un sueño espantoso y a pesar de saber que era un pesadilla no podía despertarse. Se encontró en la discoteca de anoche. Lo único que se mantenía en pie era la puerta por la que había visto entrar por última vez a Fernando. La empujó con suma facilidad, estaba helada y el interior hedía a azufre. Vislumbró una carnicería, miembros cercenados y cadáveres desperdigados por todo el lugar. En el fondo de la estancia, apoyado contra la pared, estaba Fernando, en sus últimos estertores. Solo pudo acercarse a el para ver la muerte en sus ojos y ver como su aliento se desvanecía mientras la miraba fijamente. Prorrumpió en llantos y quiso gritar su nombre pero su garganta estaba seca y le dolía, el aire se volvió ácido y ardiente. Empezó a asfixiarse a la vez que se ahogaba con su propio llanto.
La despertó una explosión y le pareció estar atrapada en la pesadilla de la noche anterior, venia de fuera de la casa. Se asomó corriendo a la ventana y volvió a escuchar otra serie de explosiones, como si estuvieran tirando petardos; y de repente apareció por la misma esquina por la que había llegado ella anoche un Subaru Impreza WRX a toda pastilla, tan rápido que se sobresaltó y le dio un cabezazo a la ventana. El coche recorrió la calle y desapareció por la curva del final unas dos veces más y luego entró en el taller de Ichiya. Le escuchó gritar algo como: ¿qué hiciste con él? ¿bajar una montaña haciendo rápel o lo tiraste por un barranco?
Paró en una cafetería de aquel pueblucho costero. Apenas había una camioneta y un mono-volumen estacionados al final del aparcamiento del local, así que dejó el coche justo en frente de la entrada. Pidió un café fuerte y una cerveza. se bebió el café tan rápido como pudo y luego pidió otra cerveza, ya que aquella estaba por extinguirse en unos pocos segundos. Pegó la frente a la barra sujetando con ambas manos la cerveza, derrotada. En ese momento entraron unos jóvenes en el establecimiento. Muy joviales comentaban algo acerca de un coche.
¿Por qué le habrá quitado el vinilo del Dragon? No lo sé, se habrá vuelto loco, o estará cambiando el estilo. Me han contado que el dibujo tenia algo que ver con una promesa. Ya debe de haberla cumplido. Quién sabe. Espero que no deje de correr, en la carrera del fin de semana tenía planeado ganar dinero en una apuesta. Bah, ni que alguien apostara en su contra alguna vez. Sí, jaja, solo los idiotas lo hacen, pero es que he conseguido a unos capullos de la ciudad con mas pelas que cerebro que se creen que pueden ganarle, chollo asegurado. Oye, méteme en eso. Está hecho. Es que ese R34 es la leche. Ya te digo, tío.
¿R34? ¿Hablaban de su Skyline? No sonaba a Fernando, la verdad es que el siempre había sido más un pringado, a pesar de que empezó a meterse en negocios turbios cuando empezó a hacerle falta dinero, y desde el primer momento que le había visto no le creía capaz siquiera de pasar de 120; pero quién sabe, estaba bastante cambiado, a pesar de que esa sonrisa petulante nunca desaparecía. No podía siquiera creerse que hubiera estado trabajando con un cártel de la droga, ni siquiera se lo imaginaba a menos de un kilómetro de cualquier tipo de sustancia estupefaciente, ni siquiera le había visto beber nunca. Joder, que mierda es todo esto.
"Pues sí, por lo visto ese tío es algo así como un genio, por muy poco que lo demuestre, debe ser que estaba trabajando en alguna especie de aislante térmico hermético que podría servir bien hasta para las ruedas de los coches, que es de lo que yo entiendo; pero a algún chicano de esos que ven negocio en todas partes se le ocurrió envolver la coca con él un día, y resulta que si lavas bien el exterior del paquete, los perros no pueden detectarla y puedes meterla en casi cualquier sitio y hasta hacerlo con forma de tubo para esconderlo en el chasis; bah, le dejo la tarea de dónde coño esconderla a esos capullos. Total, que le amenazaron con algo peor que mataros a su hermana y a ti, si no les ayudaba con su trabajo", eso es más o menos lo que le dijo Ichiya. Seguía pensando que era un nombre estúpido.
Era jueves, así que aquel pueblo estaba bastante muerto por la noche y el sueño empezaba a apoderarse de ella. Volvió al taller y encontró a Ichiya otra vez trabajando en un coche. Un Camaro SS del 65, con embellecedores plateados de esos que tanto les gustan a los americanos, era naranja con dos rayas negras de carreras y llantas cromadas de radios. Acababa de bañarse y trasteando en aquel motor ya estaba empezando a llegarle la grasa hasta los codos, menudo arte para ensuciarse.
¿Nunca duermes o qué? y menos mal que acabas de darte una ducha, en media hora estarás pringado hasta las orejas. Es que no puedo dormir sabiendo que en mi taller hay un supercargador sucio y unos pistones desgastados, encontraré el sueño cuando haya vuelvo a montar el bloque del motor. Que rarito que eres...mira, necesito un sitio donde dormir, ¿podrías decirme dónde hay un motel o algo? Jajajaja, ¿motel? Cariño, estás en casa de Ichiya, ninguna mujer va a irse a un motel cuando estoy yo cerca; de hecho, todas las casas de ésta manzana son mías, las compré todas juntas con el solar del taller, estaban tiradas de precio, así que elige una y soba cuanto quieras, las llaves están por allí en un cajón, y buenas noches.
Era un sueño espantoso y a pesar de saber que era un pesadilla no podía despertarse. Se encontró en la discoteca de anoche. Lo único que se mantenía en pie era la puerta por la que había visto entrar por última vez a Fernando. La empujó con suma facilidad, estaba helada y el interior hedía a azufre. Vislumbró una carnicería, miembros cercenados y cadáveres desperdigados por todo el lugar. En el fondo de la estancia, apoyado contra la pared, estaba Fernando, en sus últimos estertores. Solo pudo acercarse a el para ver la muerte en sus ojos y ver como su aliento se desvanecía mientras la miraba fijamente. Prorrumpió en llantos y quiso gritar su nombre pero su garganta estaba seca y le dolía, el aire se volvió ácido y ardiente. Empezó a asfixiarse a la vez que se ahogaba con su propio llanto.
La despertó una explosión y le pareció estar atrapada en la pesadilla de la noche anterior, venia de fuera de la casa. Se asomó corriendo a la ventana y volvió a escuchar otra serie de explosiones, como si estuvieran tirando petardos; y de repente apareció por la misma esquina por la que había llegado ella anoche un Subaru Impreza WRX a toda pastilla, tan rápido que se sobresaltó y le dio un cabezazo a la ventana. El coche recorrió la calle y desapareció por la curva del final unas dos veces más y luego entró en el taller de Ichiya. Le escuchó gritar algo como: ¿qué hiciste con él? ¿bajar una montaña haciendo rápel o lo tiraste por un barranco?