Hace tiempo que no escribo, ¿Pero por qué no lo he hecho? No lo sé. Tal vez es porque saca una parte de mi que no quiero recordar. Una parte de mi desconectada desde hace tiempo. Para no sentir, para olvidar. Sentir que nada de lo que haces tiene sentido es tan duro... ¿Sentido para quién? ¿Porque no quiero lo que todos quieren? Pues es verdad. Por qué avergonzarme de querer ser distinto. Por qué hacer lo que todos hacen si siempre me sentí diferente ¿Mejor? ¿Peor? Distinto. No aspiro a nada más que a estar bien conmigo mismo, pero resulta que tampoco sé exactamente a dónde quiero llegar. Solo veo el camino y solo veo de aquí a seis o siete pasos. Cada vez que doy un paso, veo otro paso. Obnubilado donde se supone que otros ya ven. La misma historia de siempre.
¿Por qué no se lo que quiero? ¿Por qué tengo que querer algo concreto? ¿No puedo simplemente buscar sentirme bien con lo que hago? Vivir bien. Vivir con la conciencia tranquila. Vivir para mi. Vivir por mi. Sin trabajar para el sueño de otro, sin servir como vil lacayo temeroso de la mano del amo. ¿Es más duro el camino? Tortuoso de igual manera. Incierto, sí, tal vez. Pero la recompensa que sabes que te espera es infinita. Ya puede ir todo lo lento que quiera el reloj. Detente tiempo. Que esos versos que resuenan ahora dentro se abren paso a dentelladas como pueden. Apartan las entrañas y los huesos. Remueven lo que siento. Muchas veces ni siquiera necesito entender las cosas. Solo sé que pasan, las acepto ¿Para qué perder el tiempo en saber de dónde viene la ola? Si ya sabes que tienes que cogerla. Pregúntatelo luego, no pierdas el momento.
No sé si hay vida después. No sé si hay vida antes ¿Acaso importa? Ayer fue, ya no es. El mañana aún no es. Lo único que es, es hoy. El suelo donde pisas. El aire que respiras. La caricia leve del tiempo. La brizna de hierba movida por el viento. Tu risa. Tus lágrimas. Las palabras no dichas. Las que ya dijiste. Las que ahora no dices. Lo que estás diciendo y que te gustaría dejar de decir. El arrepentimiento no tiene cabida. Solo mira a lo que tienes delante. Recuerda lo que tienes detrás. Planea lo que harás para dar el siguiente paso. Porque al fin y al cabo es solo eso. El siguiente paso.
Todo se limita a eso, al siguiente paso. El exceso de libertad coarta a la libertad misma. Elecciones ergo dudas, dudas ergo te auto-limitas, te auto-limitas ergo tu eres tu propio carcelero. Es tan triste cuando te das cuenta de que te has metido en la celda con las llaves por dentro... Llevas toda tu vida diciendo que es el resto el que te tenia tras esos barrotes. Pero eres tú el que se ha metido ahí dentro. Eres tú el que ahora no abre la puerta. Porque tienes miedo. Tienes dudas. Porque caminar exige salir fuera. Pero los muros de tu prisión no te dejan ver, si llueve, hace sol o nieva. Si hace frío o sopla el viento. Solo tus dudas te limitan, solo tus dudas hacen que te abandones y permitas que el tiempo te arrugue como a un papel inservible. Solo tú eres lo que se interpone entre tú y tus sueños.
Tú eres el dragón y la princesa. Eres Daisy y eres el monstruo. Tú eres la llave y la cerradura. Eres el agua y el recipiente. Solo has de liberarte, porque lo único que tienes que entender es que no tienes nada que perder y todo que ganar. Llámalo destino, karma, creer en ti mismo, dogma, mandamiento, sincronicidad del universo o simplemente dejarte llevar. Llámalo como quieras, tómalo como quieras y usa las palabras que quieras para describirlo. Simplemente sigue tu camino y descubre adónde te lleva.
"¿Qué prefieres? ¿Arrepentirte de lo que hiciste o de lo que nunca te atreviste a hacer porque fuiste cobarde?" - El Chojin